México ayuda a que los extranjeros tengan su propia casa
Desde hace casi cien años, con la promulgación de la Constitución de 1917, existe la prohibición de que los extranjeros tengan propiedades en México dentro de una franja de cien kilómetros de las fronteras terrestres y de cincuenta de las playas. Ahora, por medio de la discusión de una reforma constitucional que se discute en el pleno de la Cámara de Diputados, esta situación podría cambiar.
Por supuesto, la prohibición contenida en el artículo 27 de la Carta Magna de nuestro país no ha impedido que los extranjeros puedan gozar de propiedades en las zonas mencionadas. Muchos de ellos se han hecho de casas y terrenos en zonas de playa por medio de fideicomisos que se encargan de administrarlas sin que los extranjeros tengan la propiedad directa de ellos.
Esta medida ha sido muy discutida ya que se trata de una forma extravagante de torcer la ley sin romperla y lo que se busca en el Congreso con la iniciativa de reforma es regular esta situación.
Muchos de los extranjeros que vienen a buscar y comprar casa en las zonas playeras mexicanas son europeos o estadounidenses retirados a quienes sus pensiones les alcanzan mejor si la gastan en pesos en vez de en dólares. Algunos estados de la República, como Baja California, han visto un crecimiento acelerado de los desarrollos inmobiliarios destinados a esta clase de habitantes y la mayoría de ellos contemplan el servicio de intermediación con los fideicomisos antes mencionados.
Claramente, los extranjeros que así se hacen de una casa no están del todo satisfechos con el arreglo, pues preferirían ser ellos mismos los dueños directos de sus propiedades. Con la reforma en ciernes, se les proporcionará esa tranquilidad.
El debate en torno a la cuestión es muy amplio, ya que el citado artículo constitucional proviene de la necesidad de proteger las fronteras nacionales de la ocupación extranjera. Recordemos que los movimientos secesionistas que culminaron con la separación de Texas y otros territorios que fueron mexicanos inició con la compra de terrenos por parte de estadounidenses, quienes luego se declararon autónomos y, posteriormente, se anexaron como estados de la unión norteamericana.
Si bien este riesgo ya no existe en la actualidad, a muchos preocupa el uso que se pueda dar a terrenos colindantes con el mar, especialmente en lo que se refiere a las actividades ilícitas del crimen organizado y el tráfico de drogas.
